
Todo pierde sentido.
Umbroso camino espera impaciente
que eventuales vestigios de luz no lo alcancen.
El licor derramado sobre el óleo de la existencia
se esparce a cada glándula de tu ser.
- Ya no esperas, ya no eres.
Entonces las palabras yacen en el ataúd,
cubiertas por un sudario abstracto, perpetuo.
Los sustantivos se hunden en el café,
cociendo jeroglíficos absurdos.
- Entonces todo pierde sentido.
Arcaicos adjetivos que una vez pronunciaste,
se escapan por los cerrojos de las puertas
-ahora cerradas-.
- Entonces todo pierde sentido.
Aquellos verbos que saciaron tu sed infinita
humedecen ahora la sequía de otros cuerpos.
- Entonces todo pierde sentido.
Constantes ecos te invaden
impulsándote a expulsar la única palabra
por la cual aún conservas un instante de vida.
Finalmente la lanzas:
-Perdón-.
Umbroso camino espera impaciente
que eventuales vestigios de luz no lo alcancen.
El licor derramado sobre el óleo de la existencia
se esparce a cada glándula de tu ser.
- Ya no esperas, ya no eres.
Entonces las palabras yacen en el ataúd,
cubiertas por un sudario abstracto, perpetuo.
Los sustantivos se hunden en el café,
cociendo jeroglíficos absurdos.
- Entonces todo pierde sentido.
Arcaicos adjetivos que una vez pronunciaste,
se escapan por los cerrojos de las puertas
-ahora cerradas-.
- Entonces todo pierde sentido.
Aquellos verbos que saciaron tu sed infinita
humedecen ahora la sequía de otros cuerpos.
- Entonces todo pierde sentido.
Constantes ecos te invaden
impulsándote a expulsar la única palabra
por la cual aún conservas un instante de vida.
Finalmente la lanzas:
-Perdón-.
- Entonces todo pierde sentido.
Pamela Pulcinella
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