Música para volar

25/12/09

No querer hablar


No querer hablar es coser silenciosamente un tramado invisible que penetre ambos labios en un zig zag inquebrantable e infinito. Es subordinarse al hablar de otro que pretende ser escuchado hasta que la última gota de su cuerpo se desintegre. Es no poder vislumbrar un minúsculo vocablo en la bifurcación entre la mudez y el no saber qué decir. Es ignorar la acumulación inmaculada de palabras que se nacen y suicidan una tras otra sin ver la luz, sin estallar en cada sílaba pronunciada. No querer hablar es terreno infértil. Es inquietud ignorada, es verborragia muerta. Es piel arrancada, es fluir del inconciente más conciente, es saber con certeza el riesgo que se corre y preferir la quietud. No querer hablar es asumir una derrota con el cuerpo, con las cuerdas vocales, con el motor de la existencia.
No querer hablar es ambición y escasez. Es romper algo antes de poder nombrarlo.

22/12/09

Palabra muerta




Cuando estas palabras se desvanzcan en un torrente apresurado de colisiones verborrágicas y nauseabundas; cuando oración tras oración no logre encontrar su razón de ser, estar, parecer, semejar; cuando los vocablos se autoflagelen sumisos a la espera de algo que nunca llega ni nunca llegará; cuando letra por letra se desfigure y asesine sin piedad alguna; o cuando fragmento por fragmento se aniquile como materia y anti-materia en aquellos tiempos primitivos; así, y solo en ese entonces, voy a dejar de hablar.

19/12/09

Cadáver exquisito


Cualquier cosa, dije, voy a escribir cualquier cosa. ¿No es eso lo más verdadero, querida? No entendés, son las olas. Son efusivos y candentes, bien enamorados del rojo apasionado y amantes de ayer, de nunca. De esperar. Las causas, espejismos. Casi se filtran por los intersticios moleculares de las narices llenas y vomitan en cascadas tu ausencia gravitatoria. Esto no, vamos al campo porque el pavimento me da hambre de sangre y efervescencia animal, ilimitada, feroz. Nauseabunda. Nunca florecen las azaleas y eso es algo que quita pasión a cualquier atisbo de salvataje; se esfuma entre tanta realidad. Todos los corazones. A todo esto, quisiera recalcar la pestilencia mohosa que reposa bajo las pieles estranguladas por el sol. Y enternecer a las ovejas, madres de tanta infamia y de tanta saturación, modulación, escepticismo. No nos alejemos de la perturbación incestuosa, viste, así digamos que no se bifurcan inertes. Así entiendo las cosas, quiérase o no. La vida es un tanto monstruosa y quiere saturar el ambiente y, sin embargo, huye hacia los confines confitados de aquella galería gastronómica llamada para evocar la noche, aquella reina cuya edad no podría determinarse con exactitud. Quiero, quisiera, querría alcanzar, superponer, invertir el laberinto de ratas confiscada con tintes de ninja. La cosa es simple: lo palpable es lo más efímero.


Natalia Leiderman y Pamela Pulcinella.

15/12/09


Fragmento azul de la piel más pálida: No saber olvidar es ahogarse en el precipicio que la memoria socava.

7/12/09

Reminicencia


Lo recuerdo: quería convulsionarme y arrojar una por una cada palabra lasciva que había corrompido mi sistema, mi tacto.
Con confusos movimientos de mi cuerpo bifurcado, logré una simetría poco lograda y muy precaria que solo me sirvió para aplacar el súbito ardor que trepaba con furia mi garganta.
No quería desvanecerme. Quería reir. Reir con sadismo y agonía. Reir porque llorar hubiese sido demasiado redundante. Por eso comencé a moverme con una desarticulación animal. No podía frenar el abismal despojo de cordura. No podía parar de romperme. No podía parar de romperme.

6/12/09

Sacrificio.


No quería abandonar los movimientos
estrujados
inhibidos
huecos
de mi cuerpo inconciente.
No quería libertades regaladas
sin
el
goteo
sanguíneo
de por medio.





27/11/09


La negación inducida como aguja que atraviesa mis pieles, no es más que un capricho, un salvajismo innecesario. Yo digo NO cuando es necesario. Cuando el SI no es capaz de filtrarse entre los vocablos de los cuales siempre hablo, esos que se empujan en la comisura de mis labios, ansiosos por arrojarse al precipicio y volar, escaparse. Es que ya no quiero decir NO. No quiero merodear el lado abstracto de nuevo. Esta vez quiero decir SI, y para siempre. Como algo infinito, como una indeterminación, un signo figurativo que alude a lo mas intangible. Pero siempre son las mismas las palabras que vomita mi garganta. Y siempre son las mismas palabras que se anudan y pretenden un pedacito de existencia. Y aunque yo quiera parar de decir NO, iría contra la corriente, me arrastraría, mejor dicho. Y aunque quisiera decir siempre SI, también sería imposible porque las palabras no se elijen. Las palabras llegan. Llegan y se van, para que luego vengan unas nuevas, también al azar.
Quién necesita hablar?

19/11/09

Implosión.


Si el espasmo
desgarra,
oprime,
desgarra,
no es azul tu cielo.
Es tornasolado
es transparente
es multicolor
pero no es azul.
Yo queria un cielo azul
que se fundiera en el horizonte con el mar.
Pero el espasmo
y luego la asfixia
y luego la náusea
y la desintegración.
La desintegración.
Algo en lo hondo quizo estallar.

17/11/09

Inestabilidad.


No quería bifurcarme en lo vasto, en lo complejo, en lo inestable. Quería la inmensidad. Lo quería todo. Y a vez despreciaba lo inabarcable.
Es que la sombra que se refleja al espejo me dijo que todo es envase, que todo es descartable, que lo escencial se evapora de un momento a otro. Tiene razón.
Por eso rompí el espejo. Entonces me bifurqué. Y se desató la tempestad.

Sigo anhelando la inmensidad.

(Y estas palabras ilógicas se siguen anudando unas con otras epujándose para salir).

16/11/09

Lógica del tiempo y del espacio intangibles.




El tiempo como mancha en la pared desgastada. El tiempo como el más fino cristal. El tiempo como vacío inalcanzable que naufraga en medio de la náusea. No quiero ser tiempo. Pero el tiempo todo lo abarca, todo lo consume, todo lo desintegra, detenidamente y con una precisión que sólo él es capaz de ejercer, es el tiempo.
Y no es que odie cómo se ve en la estantería, reposando inerte. Lo que odio es poder verlo pero nunca, nunca jamás lograr alcanzarlo. Es algo intangible que corrompe mi existencia y la transforma en algo, en algo que circula en espiral, hacia el encuentro de nada, hacia el encuentro de sí mismo, es decir de todo.
Y esta desintegración, no es cuestión de delirio. Es cuestión de lógica. Es el tiempo retorcido y plegado una y mil veces mas.
Este vomitar de movimientos y palabras y abandonos falaces, es cuestión de un tiempo que jamás cesa, que jamás estará dispuesto a dejar de circundar en lo hondo, en lo inhabitable, así como en lo intocable, en el todo al que aludo cuando quiero decir existencia, cuando quiero decir más allá del mas allá.
Es cuestión de lógica. De lograr concebir una realidad plegada y estrujada como ésta, como lo que es: tiempo. Nada más que tiempo.



(Tiempo que se esfumó entre un cielo azul que finge abrazarme y un sol que de tanto hablar en silencio solicitó un hilo de paz).

14/11/09


Los 5 años mas intensos de toda mi vida.
Hoy se me escapan de las manos.

13/11/09

Yo no quería correr.


Tanto tiempo explicándote lo que yo quería decir. Yo no quería correr. Yo quería dejarme llevar.
Creí que no habías entendido. Creí que vos sí querías correr. Y arrastrarme con vos.
Pero no, justo cuando pensé que me tomarías de la mano para correr a la par, a pesar de mi resistencia, dijiste que no importaba. Que no necesitabas correr. Y la verdad es que yo tampoco lo necesito.
Entonces supe, que lo único que importaba era despegarme del recorrido feroz del tiempo, desligarme de los gritos desesperados de los animales salvajes que necesitan hacerse oir, y aferrarme a lo único certero: esta ambición por que mis ojos todo lo abarquen.
Y esta primavera encarnada que deja al descubierto todas las ganas de que el sol brille día y noche.
Yo no quería correr.

10/11/09

Decisión.

Sé.
Por eso ignoro.
Porque palabras tan vacías no rozan el abismo de mi contorno.

2/11/09

Mutilación


Quisiera que este abrir y cerrar de ojos no anulase el ladrido de los perros desconcertados que ya no encuentran un lugar en donde ladrar. Como tus hojas, que ya no encuentran un suelo en donde caer. O tus pies, que ya no encuentran tierra firme en donde apoyarse. Porque el viento sacudió con todo. Incluso con mis lagrimales. Ya no puedo derramar una sola lágrima. Y ganas no me faltan, pero sí lagrimales. Qué tristeza! Toda esa incertidumbre por ahí rondando, mientras yo acá no soy capaz de vomitar mi angustia por las pupilas. Qué injusticia! Tanta inmunidad arrastrandose allá afuera, y yo acá sin poder arrancarme una tras otra todas las pestañas. Tampoco tengo uñas. Me las arrancaron en una ceremonia poco sutil y muy salvaje. Pero no sufrí, no vi nada, ya que también me arrancaron los ojos, no sentí nada, porque también me arrancaron el alma. Soy un simple armazón en descomposición, una maqueta desvencijada por el paso del tiempo que ya nadie observa porque nada atractivo conserva. Y es lógico. Uno con los años se desgasta. O lo desgastan... (o lo mutilan, o lo censuran).

30/10/09


Vomitó su escencia para comprender, por fin, que la piel no es más que un envase descartable.

25/10/09

Cuando la bestia por fin habla


Yo qusiera -dijo- que la luz del sol no penetre tras mis pestañas cansadas cuando mis párpados decidan cerrarse. Así como también quisiera que esta noche huela a galleta recién horneada y mientras me abrace fuerte me cante una canción de cuna.
Yo no quiero ser la bestia que todos acarician por temor al ataque. Yo quisiera que las circunstancias bifurquen mi camino para poder elegir por mi mismo lo que quiero ser.
Cuando era chico soñaba con este cielo y este volar de pájaros amarillos. También soñaba con una tijera y alguna carne por cortar. Siempre fue así, la coexistencia entre la dualidad, la ambigüedad, la contradicción. Lo que pasa es que la gente perfiere los pájaros negros, no como yo, que prefiero los amarillos. Y ese siempre fue el problema: no el hecho de que yo no supiese cuando era la hora de decir basta, sinó que ellos, cuando pudieron decirme basta dijeron estás enfermo.

24/10/09


Y sarcasmo para enterrar bien hondo lo que el vacío no logra acaparar.

22/10/09

Yo hablo.


1
Habló
para luego quebrar ese sabor agridulce
de la palabra,
que contraída indicaba,
con cuánta furia se ahogaba en el vacío.

Hablar no significa esquivar el silencio.


2
Calló
y sin embargo sintió con certeza
que había hablado como nunca antes.


3
Estalló en llanto cuando corroboró que el silencio asfixia.
Y se asfixió.

20/10/09

Goteo


Cuando la palabra que descansa acurrucada en la comisura de mi labio inferior se digne a derramarse como si fuese una gota de lluvia, de esas que se desplazan con elegancia de arriba hacia abajo, y allí abajo parecen desvanecerse en una imperceptible efervescencia, desarticulada yaciendo ante tan efímera existencia; así, solo así, yo podría impregnarme de todo aquello que jamás pude traducir con movimientos de mi cuerpo aletargado.
Y también podría mencionar, ya que viene al caso, que hoy me siento como una de esas gotas, que caen desganadas a la vorágine que amenaza con tragárselas, despacito, con esa suavidad de animal corrompido, con esa delicadeza de predador que observa a su presa, que observa minuciosamente cada uno de los mas desapercibidos movimientos y espera agazapado el ataque. Y en ese instante final, ese instante que todo lo abarca, la finitud, la vida que perece, en ese instante una nueva gota empieza a caer desde lo más alto. Entonces la atención se centra en el nuevo surgimiento, la nueva vida que empieza a arrastrarse sobre los vidrios, las pieles, las hojas de los árboles, sobre la inmensidad, la inmensidad que ese medio minuto abarca, la inmensidad que la gota contempla mientras todavía conserva su forma. Hasta que al final, se desploma, se desarma, se suicida.
Así con las palabras. Así con los días. Así la eternidad y el arte de vivir.

10/10/09

Caída sin fin.


El peso de cada gota de lluvia indomable que se desparramaba en el piso del patio hacía que sus párpados, cansados, quisieran cerrarse con más ímpetu que nunca.
Esa desesperada necesidad de sentirse amada se incrementaba al compás de cada segundo que transcurría desaforado frente a sus ojos. Una sensación que prácticamente ya no podía opacar.
Una mesa, cubierta hasta las nubes de pañuelos descartables usados y junto a ellos, en el pequeño extremo apenas visible de la mesita, un paquete de cigarrillos vacío y un vaso, ya sin líquido, pero considerablemente impregnado de alcohol.
Ella yacía al borde de su cama. Hecha una bolita, una bolita de carne, lágrimas y cenizas, muchas cenizas.
Con la cabeza volando por los cielos de algún país desértico y su cuerpo aletargado, inércico, totalmente ausente, no pudo tomar conciencia del tiempo que transcurría, que se derramaba entre sus dedos, paralizados de tanto ausentismo. Y casi sin notarlo cayó en un sueño tan profundo que nunca supo con certeza si alguna vez, en algún momento, en algún lugar, logró despertarse.

6/10/09

Pequeñas palabras rotas.


1
Nunca en la sequedad del impacto alguna flor sin espinas.
Así como nunca en el estallido inusual algún recuerdo de verdes opacos.
Es que contradicción hay en todos lados.
Y todos somos parte.
*

2
Opacidad de cristal enmudecido
no me digas que no.
Cuando el crepúsculo caiga
junto a mis párpados
ésta será la escena imperturbable
que he de guardar en lo más hondo
del rincón mas habitable.
*
3
Sobre tu espalda una coraza inmutable
como piel erizada.
Y sobre tus cejas el estupor conciente
que arrastra tu pupila dilatada, más lúcida que nunca.
Yo quisiera saber ahora
si algún minúsculo suspiro cabería en la inmensidad de tu esplandor.
Así, arqueado en el silencio.
*
4
Despacio al vacío.
Inhabitable enjambre de huecos.
De huecos entrelazados con nada.
Con nada.
Nada teje en penumbras
acompasada al latido
que la nada inunda
cuando la inmensidad intenta filtrarse
sin comprender que la nada
nada espera de nada.

3/10/09

Somewhere Only we Know.


Otoño invisible no quiero
por más desapercibido que pases
otoño no quiero
que te esfumes en el aire.
Árbol de ramas caídas no quiero
por más arrugadas que estén tus hojas
árbol no quiero
que tus raíces se desangren.
Pájaro inmóvil no quiero
por más adormecidas que parezcan tus alas
pájaro no quiero
que emigres ciego de pieles
de pieles que cubran tu carne.
Otoño echado al olvido,
pequeño universo que yace
entre palabras que se consumen
y ese temor con el que se nace.

25/9/09

Fulgor


Tu mano imperfecta inundada de voces.
La mía reía en un coro infernal.
Yo no sabía que eran nuestras las que se fundían acompasadas en un remolino de uñas encarnándose. Sin embargo sostuve el aliento por temor a perturbar aquel rito desarticulado de manos meciéndose al compás de una música intensa que aplacaba las voces que tus manos vomitaban en cascadas, que a su vez acompañaban la melodía incensurable que tu mano sobre la mía desprendía como grito en la noche de una bestia salvaje.
Tu mano imperfecta inundada de voces.
La mía reía en un coro infernal.

22/9/09













Bariloche de insomnio y luna eterna.
Bariloche de blanco y espesura
debajo de una nube descansás.

El viento, la leve melodía imperturbable.
El agua, cielo que se arrastra aquí y allá.


Mi voz quiere abrazarte y se pierde,
así mis ojos cuando abarcan tu inmensidad.

Acá me veo, al borde de la inexistencia, Bariloche.
Soy una hebra de tu carne.
Nada más.

9/9/09

Desaparecido.


Canta
por detrás del enunciado
la minúscula sílaba
encarnada
del vacío del vacío
que encara ese suspiro
agotado
agazapado infértil
como el minúsculo espacio
que separa tus rodillas
del espasmo inmaculado
entre poesía y realidad.

1/9/09

Verbo


Abstracción desarticulada de
espacios en blanco.
Quemaduras en la piel
de árbol talado.
Escamas fraccionadas desde el llano,
lineal
escurridizo.
Y en la minúscula partícula
de carne
de sed
de ínfima gota de sangre derramada
vomita su voz y su cuerpo
ese suave deseo de estar.

31/8/09

Plexo


Podría haberse derrumado cada árbol del boulevard más ancho de esta ciudad, o haberse estrellado, uno tras otro, todos los autos, colectivos, trenes e incluso aviones de la galaxia. Podría brotar del centro de la tierra una vorágine de arcadas, de náusea, de cuerpo decrépito, o dictarse la sentencia que anunciase el fin de toda luz solar, lunar, artificial, prepetuando la nube negra en lo alto. Y qué? No me importaría en absoluto.
Si tan solo una tarde durara toda la eternidad. Si tan solo el viento fuese azul y mi garganta una canasta de flores blancas.

29/8/09

Preludio


Cuando el papel escupa su nombre
así
con esa suave melodía irreverente
la única puerta inmediata
se esfumará como domingo de otoño.

27/8/09


¿Dónde correr?
hastío.
La bestia recorre asfixiada la escena y
con furia animal desatada
corrompe
pincela las manchas profanas impuras
del borde
del abismo
donde el tiempo
se descose
entre aullidos
y canta bajito una canción de cuna.

26/8/09


Tan minúsculamente impreceptible, tan frágil y escrupulosa avanza que me siento macabra con tan solo observarla. No es que no pueda verla, es que finjo no hacerlo, porque si por alguna extraña razón física o cósmica mi pie se deslizara unos 20 milicentésimos hacia la derecha, todo acabaría con exacta precision e impunidad. De hecho nadie habría notado nada. Incluso yo hubiese seguido mi camino sin percatarme del gran acontecimiento que acabaría de provocar. Y todo seguiría igual. Para mi, para el resto del mundo. Pero en el fondo, muy en el fondo, no sería así. Porque con tan solo un deslizamiento mínimo de la planta de mi pie derecho habría derrumbado un ser, una familia, una generación futura de pequeñas criaturas que comparten el mismo suelo que mi zapatilla y la tuya, y la de todos.
Pobre, pobrecita va caminando taciturna. En su lomo el peso, aquel que carga en verano y consume en invierno, año tras año. Y yo la miro pero finjo no hacerlo, porque si mi pie se desliza unos 20 milicentésimos hacia la derecha, todo acabaría con exacta presicion e impunidad. Y entonces nada sería lo mismo.

21/8/09


No.
No la garganta
ni el pulso sanguíneo derramado.
No la perpetua antítesis que engrosa las cifras
de corteza en letargo.
No la yugular arrancada,
estría palpable de embrión olvidado.
No el malévolo espejismo
mucho mas allá del charco
a espaldas del horizonte
lejano vértigo animal.
No la musiquita imperturbable
que engendra impotente la noche,
ni la intensidad del silencio casual
en aquel crepúsculo denso.
No los escombros inertes
palabra, saliva y ficción.
No, esta noche los cuerpos,
sumisos esculpen
la voz.
(X Olimpíadas intercolegiales de Poesía, organizado por la Asociación de Poetas Argentinos (A.P.O.A.)

8/8/09

Juana


Juana enmudeció de tanto cantar. Dicen que sus cuerdas vocales estallaron. No lo dudo, fue fruto de toda su fuerza, de todo el empeño desparramado en cada nota. Quizás enmudeció para esquivar todas las palabras huecas que hubiesen aflorado de sí misma al encontrarse repentinamente allí, Juana y su vida. Pero lo dudo, porque Juana siempre fue imponente y grandiosa, como el crepúsculo púrpura que parece nacer de las entrañas mismas de un volcán en erupción, mas aún, del centro mismo de la tierra, tan insoportablemente feroz como la luz del sol clavada en las pupilas en un amanecer estibal.
Si, Juana era un volcán. Y como tal, estalló.
Sin embargo Juana supo hablar como nadie. Si, porque Juana era así de impertinente. Cuando Juana habla todos callan, eso es ley. Algunos dicen que era ciega, o tal vez sorda, pero yo creo que solo fue una soñadora más, que al fin y al cabo lograron callar.
Juana fue gloria y pecado.
Juana fue grito y potencial.
Juana fue.



(Consigna taller literario: escribir un texto basado en un nombre que nos sugiera algo, con la condición de no conocer a nadie que porte tal nombre)

Así


Y así el arcoiris, y así el sol, y la luna, y ese crepúsculo pincelado por una mano inquieta.
Y así los días, así los años. Así. Así la sonrisa, la carcajada.
No más verdor opaco, no más penumbra ni cadenas, ni siquiera vestigios de todas las lágrimas que algún día ahogaron mis suspiros. No más.
Porque así, solo así, el verde es más verde y la vida es mas vida.
Así la palabra se hace rogar, porque no hay necesidad de vomitarla, de desgranarla y dejarla sangrando, consumiéndose en sí misma, con todo ese pavor y asco.
No más asfixia ni ahogo. Ni palabras apiladas en el cajón.
(Porque entendí que el negro no es un color.)

7/8/09


El vértigo que me produce la hoja en blanco.

26/7/09






De un verde tan intenso que arqueaba mis ojos.
De una plenitud tan extrema que me helaba la sangre.
De una belleza tan pura que me sentí profana.
De una intensidad tan abrumante que intenté suspirar y fue en vano.
Y el aire se condensó tenaz e inquieto, en una lucha por vencer el estupor y la náusea entre tanta belleza colapsada.

15/7/09


¡Y pensar que extrañabamos el frío! Supongo que nos desacostumbramos a desacostumbrarnos, y caimos en la utopia de creer que nada tenía razones para cambiar. ¿Pero acaso alguna vez necesitamos aferrarnos a una razón lógica? ¿Por qué las hojas caen de las ramas, amarillentas y entregadas al viento como si éste las acunase de la manera mas calida y maternal que la naturaleza pueda ofrecer? ¿Y por qué el árbol parece que disfrutase de quedarse pelado, totalmente expuesto a un viento no tan amable, sino mas bien cruel? ¿Por qué la naturaleza decide que las hojas se mueran, se destruyan lenta y minuciosamente con el correr de los 90 días otoñales? ¿Por qué? El otoño es un asesino. Pero no, no es su culpa, pobre otoño! Apuesto a que él sufre también. Despues de todo él es el que pierde, el que se consume a sí mismo. Es culpa de la naturaleza, si, plena y agonizante culpa. No entiendo, sinceramente no entiendo esa filosofía de morir y renacer de las cenizas. La verdad es que no puedo imaginármelo. Esa necesidad incesante de renovacion, de cambio. Si, de CAMBIO. No es necesario, es decir, ¿para qué? Las hojas en primavera vuelven a nacer, así como en otoño mueren, mueren y nacen, mueren y nacen. No, no entiendo ese circulo inútil de recambio de ser. Un ser debería tener el poder de decidir sobre sí mismo. Porque al final de cuentas todos somos unos subordinados a la voluntad de algo que ni siquiera sabemos (ni podemos) nombrar. Es de lo mas injusto. Quiero decir, desde los principios existenciales que este estar implica desigualdad, desigualdad en la posibilidad de manejo, de control. Si ni siquiera existe un control del ser en sí mismo, ¿como acaso pretenden controlar aquello que los expulsó al mundo? ¿Cómo decidir sobre algo que desde el primer milisegundo de la existencia es el encargado de decidir por sobre todas las cosas universales? No existe un pleno control de nada en este mundo, en este universo, en esta via láctea, en esta existencia, porque desde el momento de la creación, alguien está decidiendo por nosotros, seres vivos, y nosotros estamos subordinados inexorablemente a aquello.

15/6/09

Sobre un cuadro de Salvador Dalí

En cada milímetro de pupila dilatada por la presión de lo que solemos llamar ajeno, impropio, descansa una vida dedicada a sostener lo insostenible, lo expropiado. Perpetua es la carrera por evitar el hundimiento. Oportuna la vorágine que se consigue frenar con todo el estupor y la náusea creciente. Por eso las pestañas enmudecen cuando sombrías esperan la noche. Y por eso caen pesados e inmóviles los párpados cuando nada más queda por observar, y el desarraigo impone explícita soberanía sobre el soporte. Y cuando se derrama la primer lágrima ya no resiste su peso muerto y se deja caer, rodando, junto a la pupila (ahora entregada a la vertiente infinita y circular) y se deslizan juntos hasta el hueco más hondo de la cavidad ocular.

24/5/09









Morir de tiempo.
¿Qué era el tiempo cuando no había tiempo? ¿Quién era el tiempo en un tiempo sin tiempo?
He aquí un día, cuando el árbol no tenía sombra porque no era árbol y el pájaro no tenía canto porque no era pájaro, alguien (si es que se puede hablar de algo más que de ausencias) se planteó lo siguiente: ésto, este vacío exhuberante y atestado de presencias que aguardan su nacimiento en algún umbral del Universo (o lo que ésto sea), está estático y suspendido en la penumbra de algo que no es, pero que podría llegar a ser. Y me cansé de esperar (mentira, no puedo hablar de esperar porque aún no existe la noción de tiempo, pero tampoco yo existo y sin embargo hablo, aquí, ahora, hablo y repito sin ser y sin saber qué es el tiempo ni dónde se encuentra). Y ésto no puede seguir así, tenue y desprovisto de todo adorno (más aún, desprovisto de TODO, sin siquiera rozar el extremo detallista de un adorno). Algo tiene que cambiar. Pero para que algo cambie debe existir primordialmente ALGO.
Entonces explotó un vacío cuántico en un remolino de plasma brillante, protones, neutrones, y materia y antimateria que se aniquilaba mutuamente. Ésto culminó enfriándose y abriendo paso a un todo al que se alude cuando se habla de un espacio físico en donde morar.
Ahora puedo hablar de tiempo, a pesar de que aún no sé si se puede hablar entre tanta ausencia que muere y reencarna progresivamente. Pero sí sé que existe el tiempo, y esa es mi única verdad. Y lo sé porque ahora el árbol se retuerce en su sombra intentando arrancarse la piel, o en su defecto, las hojas. Y tal vez lo haga porque es otoño, y en otoño las cosas suelen morir. Lo sé porque el pájaro, cuando por fin pudo cantar se quedó mudo, y por consiguiente se suicidó arrojándose desde la rama más alta del árbol, si, del mismo árbol que cuando por fin halló su sombra quizo estrangularla. O tal vez, ahora que lo pienso quizás lo mató el árbol confundiéndolo con una de sus hojas. Ultimamente hasta la naturaleza se aniquila. Qué sé yo, debe ser porque es otoño, y en otoño las cosas suelen morir.

23/5/09


Acceder:
tiempo y pausa
pausa y destiempo
y nada.


Destruyéndome incontables veces
junto al tiempo
y al destiempo
sin ser
sin no ser.


No soy más que partículas
en un tiempo afiebrado
por la ausencia de la ausencia
y el ser que no es.

21/5/09



Desde el tiempo hacia el tiempo
del tiempo al destiempo
y del destiempo a la nada.
Si quisieras ser tiempo y lugar
sólo te bastaría con ser,
no con ser arrastrado: con ser.
He aquí el problema
si ser implica no ser
no intentes ser tiempo y espacio
porque tiempo y espacio no son.
Y vos tampoco.

14/5/09


-Conozco la piedra elemental de nuestro existir.
-Ésa es la clave.
-Desde luego, y es mía.
-El otoño es mío, y no lo comparto.
-¿Para qué querría yo tu otoño cuando tengo en mis manos la llave del Universo?
-Porque aún teniendo el universo añorarías el crujir de las hojas en otoño.

8/5/09


Cantaba como si cada cuerda vocal fuese a estallársele de la garganta, como si cada nota fuese el último grito desvencijado de futurismo roto. Como si cada centímetro de su carne estuviese destinado al único e infinito hecho de cantar, y cantar hasta la eternidad (es decir, hasta nunca, hasta siempre) cantar como si el sonido del exterior de su cuerpo fuesen solo murmullos inagotables y certeros pero inmóviles, quebrados, susurros. Cantar como si todo lo que pudiese desaparecer careciera de importancia. Cantar con cada átomo de su piel, con cada molécula de sus huesos, como si el fuego mismo naciera en el centro de su garganta, incesante, encendida.

Cantar como si cada segundo clamara un sonido diferente, como si el viento rogara una gota de dulce melodía. Como si el girar de la tierra arrancase de su centro más recóndito una minúscula partícula de ese sabor agridulce de la música. Como si su boca fuese la boca del mundo, fusionada en la más perfecta simetría de corcheas y redondas.

Como si en su sangre brotasen árboles de fusas y semi-fusas, que ramificadas extendieran sus brazos a lo largo de sus venas.

Cantar como si el hecho de ser no impidiera saltar al cielo en cada do, en cada re, en cada mi. Cantar como si ser no anulara inexorablemente el hecho de ser escuchado.

30/4/09


Y es el silencio lo más abrumador. Eso que hace explotarte la cabeza. Eso que te despedaza en cada milímetro que pretendés alcanzar. El silencio. Alejate del silencio, porque te arrastra, te despluma, te revuelca y a su vez te seduce con una sutileza animal.
Ése es tu problema. Vos sos tu problema. Y tu silencio. Tu naturalidad desnaturalizada, tu impaciencia hecha carne, tu antojo de ferocidad invisible e intangible y tu incapacidad de respirar en medio de la asfixia sin darte cuenta de que te estas asfixiando. Tu posición inerte y cómoda. Eso te estanca: el silencio. Explotá la burbuja y empezá a moverte, porque eso es lo que te mata: el silencio.