Y es el silencio lo más abrumador. Eso que hace explotarte la cabeza. Eso que te despedaza en cada milímetro que pretendés alcanzar. El silencio. Alejate del silencio, porque te arrastra, te despluma, te revuelca y a su vez te seduce con una sutileza animal.
Ése es tu problema. Vos sos tu problema. Y tu silencio. Tu naturalidad desnaturalizada, tu impaciencia hecha carne, tu antojo de ferocidad invisible e intangible y tu incapacidad de respirar en medio de la asfixia sin darte cuenta de que te estas asfixiando. Tu posición inerte y cómoda. Eso te estanca: el silencio. Explotá la burbuja y empezá a moverte, porque eso es lo que te mata: el silencio.