Porque ojos, ojos no tienen todos. Porque ojos, ojos son los que escapan retorcidos como si fuesen a estallar de insomnio, no? Ojos los que escupen. Ojos los que sangran entre el vértigo y la certeza de saberse con los pies en algún lado. En algún aire, que es aire compartido, que es todo y es nada y es poco. Y no alcanza.
Ojos porque callar es imperdonable entre tanto verde comestible. Nunca ojo vertido. Nunca ojo y no imposibilidad. Nunca ojo sinó escarcha.
Y nunca nunca. Ojos nada. Nunca todo, nunca nada. Nada de ojo. Ojo revuelto. Ojo inasible en la fertilidad del sol.
Y en lo fértil de carecer, un ojo semi-abierto que me dice que nada es ojo, y ojos no tienen todos. Tampoco nada.
Mucho menos todo.