Tu mano imperfecta inundada de voces.
La mía reía en un coro infernal.
Yo no sabía que eran nuestras las que se fundían acompasadas en un remolino de uñas encarnándose. Sin embargo sostuve el aliento por temor a perturbar aquel rito desarticulado de manos meciéndose al compás de una música intensa que aplacaba las voces que tus manos vomitaban en cascadas, que a su vez acompañaban la melodía incensurable que tu mano sobre la mía desprendía como grito en la noche de una bestia salvaje.
Tu mano imperfecta inundada de voces.
La mía reía en un coro infernal.