Música para volar

30/10/09


Vomitó su escencia para comprender, por fin, que la piel no es más que un envase descartable.

25/10/09

Cuando la bestia por fin habla


Yo qusiera -dijo- que la luz del sol no penetre tras mis pestañas cansadas cuando mis párpados decidan cerrarse. Así como también quisiera que esta noche huela a galleta recién horneada y mientras me abrace fuerte me cante una canción de cuna.
Yo no quiero ser la bestia que todos acarician por temor al ataque. Yo quisiera que las circunstancias bifurquen mi camino para poder elegir por mi mismo lo que quiero ser.
Cuando era chico soñaba con este cielo y este volar de pájaros amarillos. También soñaba con una tijera y alguna carne por cortar. Siempre fue así, la coexistencia entre la dualidad, la ambigüedad, la contradicción. Lo que pasa es que la gente perfiere los pájaros negros, no como yo, que prefiero los amarillos. Y ese siempre fue el problema: no el hecho de que yo no supiese cuando era la hora de decir basta, sinó que ellos, cuando pudieron decirme basta dijeron estás enfermo.

24/10/09


Y sarcasmo para enterrar bien hondo lo que el vacío no logra acaparar.

22/10/09

Yo hablo.


1
Habló
para luego quebrar ese sabor agridulce
de la palabra,
que contraída indicaba,
con cuánta furia se ahogaba en el vacío.

Hablar no significa esquivar el silencio.


2
Calló
y sin embargo sintió con certeza
que había hablado como nunca antes.


3
Estalló en llanto cuando corroboró que el silencio asfixia.
Y se asfixió.

20/10/09

Goteo


Cuando la palabra que descansa acurrucada en la comisura de mi labio inferior se digne a derramarse como si fuese una gota de lluvia, de esas que se desplazan con elegancia de arriba hacia abajo, y allí abajo parecen desvanecerse en una imperceptible efervescencia, desarticulada yaciendo ante tan efímera existencia; así, solo así, yo podría impregnarme de todo aquello que jamás pude traducir con movimientos de mi cuerpo aletargado.
Y también podría mencionar, ya que viene al caso, que hoy me siento como una de esas gotas, que caen desganadas a la vorágine que amenaza con tragárselas, despacito, con esa suavidad de animal corrompido, con esa delicadeza de predador que observa a su presa, que observa minuciosamente cada uno de los mas desapercibidos movimientos y espera agazapado el ataque. Y en ese instante final, ese instante que todo lo abarca, la finitud, la vida que perece, en ese instante una nueva gota empieza a caer desde lo más alto. Entonces la atención se centra en el nuevo surgimiento, la nueva vida que empieza a arrastrarse sobre los vidrios, las pieles, las hojas de los árboles, sobre la inmensidad, la inmensidad que ese medio minuto abarca, la inmensidad que la gota contempla mientras todavía conserva su forma. Hasta que al final, se desploma, se desarma, se suicida.
Así con las palabras. Así con los días. Así la eternidad y el arte de vivir.

10/10/09

Caída sin fin.


El peso de cada gota de lluvia indomable que se desparramaba en el piso del patio hacía que sus párpados, cansados, quisieran cerrarse con más ímpetu que nunca.
Esa desesperada necesidad de sentirse amada se incrementaba al compás de cada segundo que transcurría desaforado frente a sus ojos. Una sensación que prácticamente ya no podía opacar.
Una mesa, cubierta hasta las nubes de pañuelos descartables usados y junto a ellos, en el pequeño extremo apenas visible de la mesita, un paquete de cigarrillos vacío y un vaso, ya sin líquido, pero considerablemente impregnado de alcohol.
Ella yacía al borde de su cama. Hecha una bolita, una bolita de carne, lágrimas y cenizas, muchas cenizas.
Con la cabeza volando por los cielos de algún país desértico y su cuerpo aletargado, inércico, totalmente ausente, no pudo tomar conciencia del tiempo que transcurría, que se derramaba entre sus dedos, paralizados de tanto ausentismo. Y casi sin notarlo cayó en un sueño tan profundo que nunca supo con certeza si alguna vez, en algún momento, en algún lugar, logró despertarse.

6/10/09

Pequeñas palabras rotas.


1
Nunca en la sequedad del impacto alguna flor sin espinas.
Así como nunca en el estallido inusual algún recuerdo de verdes opacos.
Es que contradicción hay en todos lados.
Y todos somos parte.
*

2
Opacidad de cristal enmudecido
no me digas que no.
Cuando el crepúsculo caiga
junto a mis párpados
ésta será la escena imperturbable
que he de guardar en lo más hondo
del rincón mas habitable.
*
3
Sobre tu espalda una coraza inmutable
como piel erizada.
Y sobre tus cejas el estupor conciente
que arrastra tu pupila dilatada, más lúcida que nunca.
Yo quisiera saber ahora
si algún minúsculo suspiro cabería en la inmensidad de tu esplandor.
Así, arqueado en el silencio.
*
4
Despacio al vacío.
Inhabitable enjambre de huecos.
De huecos entrelazados con nada.
Con nada.
Nada teje en penumbras
acompasada al latido
que la nada inunda
cuando la inmensidad intenta filtrarse
sin comprender que la nada
nada espera de nada.

3/10/09

Somewhere Only we Know.


Otoño invisible no quiero
por más desapercibido que pases
otoño no quiero
que te esfumes en el aire.
Árbol de ramas caídas no quiero
por más arrugadas que estén tus hojas
árbol no quiero
que tus raíces se desangren.
Pájaro inmóvil no quiero
por más adormecidas que parezcan tus alas
pájaro no quiero
que emigres ciego de pieles
de pieles que cubran tu carne.
Otoño echado al olvido,
pequeño universo que yace
entre palabras que se consumen
y ese temor con el que se nace.