Música para volar

28/5/10

Tiempo, imposibilidad y carencia (mis preferidos)

Casi sin querer el tiempo absorbió al tiempo cuando de tiempo estamos hablando. Como si existiese, como si eso me dijese algo. Como si todo fuese una cuestión de nombrar las cosas por su nombre y nada más. No, no puedo denominar al tiempo como tiempo porque es nada y es, a la vez, todo. Es hoy, es ayer, es mañana, es siempre, es nunca, es algo imaginario que solo existe bajo la concepción popular, bajo una denominación ridícula que pretendemos que englobe todo a la perfección. Por eso yo digo que todo carece, que todo se reduce (debe reducirse) a una palabra, a un conjunto de palabras que no hacen mas que nombrar lo inmombrable para poder aproximarnos solamente un poco más a aquello a lo que realmente intentamos aludir. Por eso las palabras no alcanzan cuando trato de explicarme inmensamente en lo inabarcable del lenguaje. Por eso tengo la imposibilidad de traducir lo que no se ve pero está. Por eso el trabalenguas cada vez que intento conceptualizar las cosas en un par de oraciones infértiles. Por eso preferir no hablar cuando la imposibilidad me asfixia. Y sobre todo, hablar de lo que no se puede hablar para demostrar que todo se congratula inútilmente como si la existencia se redujera a un par de letras hiladas en la inmensidad de lo inabarcable.

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