Música para volar

15/7/09


¡Y pensar que extrañabamos el frío! Supongo que nos desacostumbramos a desacostumbrarnos, y caimos en la utopia de creer que nada tenía razones para cambiar. ¿Pero acaso alguna vez necesitamos aferrarnos a una razón lógica? ¿Por qué las hojas caen de las ramas, amarillentas y entregadas al viento como si éste las acunase de la manera mas calida y maternal que la naturaleza pueda ofrecer? ¿Y por qué el árbol parece que disfrutase de quedarse pelado, totalmente expuesto a un viento no tan amable, sino mas bien cruel? ¿Por qué la naturaleza decide que las hojas se mueran, se destruyan lenta y minuciosamente con el correr de los 90 días otoñales? ¿Por qué? El otoño es un asesino. Pero no, no es su culpa, pobre otoño! Apuesto a que él sufre también. Despues de todo él es el que pierde, el que se consume a sí mismo. Es culpa de la naturaleza, si, plena y agonizante culpa. No entiendo, sinceramente no entiendo esa filosofía de morir y renacer de las cenizas. La verdad es que no puedo imaginármelo. Esa necesidad incesante de renovacion, de cambio. Si, de CAMBIO. No es necesario, es decir, ¿para qué? Las hojas en primavera vuelven a nacer, así como en otoño mueren, mueren y nacen, mueren y nacen. No, no entiendo ese circulo inútil de recambio de ser. Un ser debería tener el poder de decidir sobre sí mismo. Porque al final de cuentas todos somos unos subordinados a la voluntad de algo que ni siquiera sabemos (ni podemos) nombrar. Es de lo mas injusto. Quiero decir, desde los principios existenciales que este estar implica desigualdad, desigualdad en la posibilidad de manejo, de control. Si ni siquiera existe un control del ser en sí mismo, ¿como acaso pretenden controlar aquello que los expulsó al mundo? ¿Cómo decidir sobre algo que desde el primer milisegundo de la existencia es el encargado de decidir por sobre todas las cosas universales? No existe un pleno control de nada en este mundo, en este universo, en esta via láctea, en esta existencia, porque desde el momento de la creación, alguien está decidiendo por nosotros, seres vivos, y nosotros estamos subordinados inexorablemente a aquello.

2 comentarios:

Pido el silencio dijo...

Me gusta cómo llegaste de lo de los ciclos estacionales a esta idea de las voluntades impuestas. Me parece re interesante el concepto. Es indignante. muchas veces llegué a este tema por otras observaciones. Esto de saber que no existe NINGÚN tipo de libertad, que todo está dominado por una fuerza de voluntad anónima superior, y que así se desarrolla el curso de toda la vida, de la historia, de las grandes y las pequeñas cosas. Y esta sensaciónde que uno no decide nada... Que los cambios no son realidad de una voluntad precisa sino de una dominación. Y ya lo dije creo pero no creo en la libertad más que como una mera sensación que uno pueda construir.
Bueno, yyy te quiero mucho. eso lo haya decidido o no, lo sé. jajaj
Nos vemos pamelúnnnnnnnnnn te extraño

Pido el silencio dijo...

el árbol de las zonas circundantes del jardín japonés! jkajaja. yo todavía no revelé mi foto jaja