Música para volar

25/10/09

Cuando la bestia por fin habla


Yo qusiera -dijo- que la luz del sol no penetre tras mis pestañas cansadas cuando mis párpados decidan cerrarse. Así como también quisiera que esta noche huela a galleta recién horneada y mientras me abrace fuerte me cante una canción de cuna.
Yo no quiero ser la bestia que todos acarician por temor al ataque. Yo quisiera que las circunstancias bifurquen mi camino para poder elegir por mi mismo lo que quiero ser.
Cuando era chico soñaba con este cielo y este volar de pájaros amarillos. También soñaba con una tijera y alguna carne por cortar. Siempre fue así, la coexistencia entre la dualidad, la ambigüedad, la contradicción. Lo que pasa es que la gente perfiere los pájaros negros, no como yo, que prefiero los amarillos. Y ese siempre fue el problema: no el hecho de que yo no supiese cuando era la hora de decir basta, sinó que ellos, cuando pudieron decirme basta dijeron estás enfermo.

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