
Donde nacen los silencios y mueren las palabras, socavas la fosa de tus deseos.
Estallan, casi ausentes, los instantes privilegiados, ávidos de esplendor, sin saber (sin querer saber) que fueron arrastrados inherentemente al umbral.
Y tú, que insistes en encastrar cada partícula a un todo, como si fuese la última (aunque tu interior insiste en creer que es la primera) esperas suspendido que las gotas se derramen, se suiciden una tras otra desmedida e infinitamente. Y a tí te digo, a tí que esperas incondicionalmente: jamás lograrás la perfección (nunca nada es suficiente).
Pamela Pulcinella.
Pamela Pulcinella.
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