
Dentro del óvalo infinito que encierra tu cadera, plasmado un suspiro de aguas verde-azul. También en la cornisa de tus pestañas un punto invisible se suicida cada segundo, invertebrado.
Pero no es eso lo que me llama la atención, sinó más bien la dulzura de cada uno de tus movimientos aletargados, sutiles como el rocío del amanecer, inmensos como el paladar. Y dentro de cada poro de la piel, miles de átomos que naufragan y se enlazan en matrimonio, adheridos como si un abrojo inexistente anudase sus pieles pequeñísimas.
Quisiera encontrar entonces, el punto exacto donde coexisten las grandes y pequeñas cosas que fundidas le dan forma a los cuerpos, en la noche.
Es que la noche es mi morada, mi enamorada.
Y tu cuerpo la melodía que encarna la noche en cada movimiento lento que arrastra todo mi ser.
1 comentario:
Qué hermosura, qué delicadeza, qué armonía.
"Quisiera encontrar entonces, el punto exacto donde coexisten las grandes y pequeñas cosas que fundidas le dan forma a los cuerpos, en la noche."
todo me remite a una armonía , a una fusión de cosas del mundo con el ser y el ser con sí mismo y con otro ser.
ME GUSTA MUCHO
te quiero aaaaaaaaaaaaaasì (gesto de enormidad jajaja)
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